He descubierto que la poesía cose.
Por eso escribo.
A ti, lector-a.
(Des)cosidos
Tres
tajos limpios
recorrían
de
arriba abajo
el
órgano lánguido que
acuchillado
dejaba
marchar
entre
sus carnosas vulvas
memorias que fueron y
sueños
que
nunca
serán.
La
palma de mi mano
buscó apretadamente
tu
corazón
aún atado
a
tu cuerpo casi sin vida.
Las
líneas del destino
convertidas
en
hilos de oro
atravesaron
tu piel
amoratada
ya
y
te cosieron
algunas
de
tus
muchas heridas.
Si
tuviera superpoderes
me
gustaría que
mis
manos sirvieran
para
coser heridas
con
hilo dorado y
convertir
cada
cicatriz
en seda
de
un brocado.
Si
tuviera.
De
momento no.
Tiro
de algunas palabras amables
un
poco de poesía y
toneladas
de ternura.
De
momento solo tengo eso.
Eso
también cose.
De
momento.
Maruchi, este poema lo escribí para ti.
Aunque ya no puedas leerlo.
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